REENCUENTRO
Hajime y Shimamoto se conocieron a los doce años. Eran hijos únicos, algo no muy usual en la época de posguerra en Japón; él era un muchacho como cualquier otro; ella, en cambio, una chica que sufría de una leve cojera, producto de una enfermedad infantil. La condición de ser hijos únicos los unió por aquel entonces, pero su amistad no duraría mucho. Shimamoto se cambió de escuela, debido al trabajo de su padre, por lo que dejaron de verse. Mucho tiempo después, luego de más de quince años, Shimamoto y Hajime se reencontrarían de nuevo.
Para quienes hemos leído a Murakami, sabemos cuán tormentosos suelen ser sus personajes, en especial los femeninos. Los narradores en general tienden a la observación y la incredulidad de lo que de un momento a otro comienzan a experimentar; las mujeres son las que llevan el estigma de la reflexión, el conflicto y el constante cuestionamiento sobre su verdadero lugar en el mundo. Son mujeres insatisfechas consigo mismas y que no encuentran ningún aliciente por el que ser felices.
En Al sur de la frontera, al oeste del sol, Murakami apela casi a la misma estrategia. Hajime es consciente de su infelicidad pero tampoco se cuestiona mucho sobre ello; no es un suicida en potencia, sino más bien un hombre que acepta el camino que el impulso de la vida va trazando para él. Pero Hajime, sin embargo, me parece el menos esperanzado personaje que he leído de Murakami. Los finales de Murakami no son felices ni trágicos; son momentos en que el cambio y la esperanza de un futuro mejor quedan latentes, en que, pese a las adversidades que han debido afrontar, saben que una pequeña luz todavía debe vibrar al fondo del túnel. Son instantes de reflexión sobre sí mismos y de un verdadero cuestionamiento sobre sus vidas. Si los personajes femeninos realizan aquello a lo largo de la novela, en los masculinos eso se lleva a cabo en realidad al final.
A mitad del libro, desde que reaparece Shimamoto en la vida de Hajime, los lectores quedaremos obnubilados, nos preguntaremos sobre ese especial encanto que la envuelve y trataremos de conocer pronto aquel misterio que tanto a Hajime como a nosotros nos inquieta. Al sur de la frontera, al oeste del sol es una novela que nos dejará con un sabor melancólico y desgarrador; es conmovedora como Tokio Blues y más compleja que Sputnik mi amor, aunque menos ambiciosa que Crónica del pájaro que da cuerda al mundo.